Debemos tener claros nuestros objetivos a la hora de crear la zona de trabajo ideal para nosotros. Éstos suelen estar relacionados con el aumento de la concentración, la comodidad y la tranquilidad, todo ello enfocado a reducir las distracciones de nuestro alrededor. Sin embargo, dependiendo del tipo de tareas que vayamos a elaborar, a veces buscamos otras claves, como la motivación o la estimulación de la creatividad. En todo caso, podemos adaptar este rincón a todo tipo de estilos.
El primer paso es elegir el espacio adecuado para asentar nuestra oficina en casa. Lo ideal sería dedicar una habitación al completo para este fin, amueblándola con uno o varios escritorios, estanterías, equipo tecnológico, etc., pero pocas veces disponemos de esta posibilidad. La buena noticia es que no necesitamos demasiados metros para crear un espacio de trabajo aceptable, ya que puede adaptarse fácilmente a zonas pequeñas.
Al crear nuestra zona de trabajo en casa, lo más importante es que ubiquemos nuestra “oficina” en un rincón tranquilo, bien delimitado respecto a otras áreas. Debe ser una zona aislada de estímulos y ruidos que puedan distraernos, como la televisión o equipos de música. Una buena opción sería aprovechar un rincón de nuestra habitación o en la buhardilla. Conviene evitar zonas muy transitadas como el salón o el comedor.
A ser posible, es recomendable que utilicemos una zona cercana a la ventana, pues la iluminación naturales la más indicada para nuestra vista. Esto no siempre es posible; en ese caso, tendremos que recurrir a una fuente de luz artificial, colocando una lámpara de estudio sobre el escritorio. Los expertos recomiendan evitar las luces cálidas, ya que propician la aparición de sueño, y apostar por las luces frías.
Respecto al color de las paredes y los muebles, para una mayor concentración y relajación se aconsejan lostonos sobrios y suaves, como el blanco o el gris, que además aportan una mayor luminosidad al espacio. Sin embargo, las normas de la cromoterapia nos indican que colores como el amarillo, el rojo o el naranja activan nuestra mente y nos ayudan a renovar la energía, por lo que podemos añadirlos en pequeñas dosis.
En cuanto al mobiliario en nuestro espacio de trabajo en casa, el escritorio debe ser el gran protagonista de nuestra oficina improvisada. Su tamaño dependerá de dos factores: los metros cuadrados de los que disponemos y el tipo de trabajo que vamos a llevar a cabo. Si vamos a realizar la mayoría de nuestras labores en el ordenador, lo ideal sería un escritorio de pequeña superficie pero con el suficiente espacio de almacenaje para otros materiales de oficina. Normalmente basta con unos pocos cajones. Situar una o varias baldas en las paredes también resulta muy práctico, así como una pequeña estantería si el espacio nos lo permite.
La silla es otro de los elementos más importantes. Debemos elegir un modelo cómodo, de calidad, que nos permita trabajar con la espalda bien apoyada y recta.
La decoración también es clave, pues puede ser de utilidad para motivarnos y dar un toque personal a esta zona. Podemos hacer uso de elementos como fotografías, cuadros o plantas, creando un entorno más agradable y hogareño